Día -2: La despedida

Ya se acabaron los exámenes, todo está preparado. La ropa en la maleta y el ordenador en su bolso. A lo largo de la semana he estado despidiéndome de todas las personas que he podido. Al principio quedaba con una persona al día, tranquilamente, charlando después de un duro día de estudio, pero con el tiempo me di cuenta de que no me daba tiempo a quedar con todo el mundo, por lo que tuve que crear un sistema con “turnos”, quizás suene un poco feo, pero era la solución ideal a un problema logístico: tengo que despedirme de muchas personas que no se conocen y pertenecen a mundos totalmente diferentes. Al final creo que he conseguido despedirme de todo el mundo gracias al sistema de los turnos: había un turno de sobremesa, y un turno de noche. E incluso he tenido que crear turnos en el día de hoy, que pensaba que no me daría tiempo, porque aún no me había dado tiempo de despedirme de todos. Al terminar el examen de ingeniería química me he pasado por la biblioteca para despedirme de todo el que estuviera por ahí, especialmente de los compañeros de la Ipho (olimpiada de física) que se han portado muy bien y me han dado mucho apoyo; y de los amigos de siempre, camaradas de biblioteca, con los que siempre he estudiado y he descansado miles y miles de horas. (Suspiro...). También he conseguido despedirme de los dueños del kiosco ilusiones, donde he ido siempre a comprar el pan y el periódico; y de Laly y María, promotoras del Don Perrito, donde las hamburguesas alcanzan siempre la perfección. (Gran suspiro...)

He conseguido comprimir la mierda acumulada durante 3 años en mi habitación de Salamanca en el coche de mi padre, que tiene mucho mérito hacerlo sin histonas (el chiste científico del día), dejando la habitación hética, en los huesos. Ha sido un momento duro. Ahora, es hora de pasar página y, como dicen los futbolistas cuando se cambian de equipo, de comenzar una nueva etapa. ¡Allá vamos!

Publicado el 10 de septiembre de 2005