José, el de Sevilla, fue el que organizó el
cumpleaños de Pepelu (de Jerez) mientras él
estaba de viaje. Consiguió las llaves de su casa y la
llenó de gente la noche de un viernes de octubre. Yo no
sé si pretendía
darle una sorpresa, si es así, lo consiguió, pero
no exactamente como esperaba. Cuando llegó Pepelu de la
estación puso una gran cara de sorpresa, pero no por la
fiesta, que se oía a tres manzanas, sino porque su casa
estaba llena de
gente que no conocía.
Pero Pepelu, a su pesar, sabía que era el
anfitrión de la fiesta y se comportó como tal. Se
metió en la ducha, se quitó el cansancio y el
sudor de
encima y salió dispuesto a disfrutar de la fiesta... porque
era
su
fiesta.
Yo, que había llegado a la vez que el homenajeado, durante
la fiesta estaba a lo mío, jugando al futbolín o
practicando mi incipiente alemán
"Mein deutsch ist sehr arm".
Por eso no me enteré de cuando llegaron un puñado
de andaluces con sus instrumentos al hombro. Cuando me
percaté de la música, ya se habían
hecho fuertes
en la habitación de Pepelu, que era de grande como
un salón. Estaban en un corro y toda la gente a su alrededor
cantaba y bailaba. Pepelu tocaba la guitarra (voy a hacer un
pequeño inciso: jamás he visto tocar a nadie
mejor la guitarra. ¡Increíble!) y sus amigos la
caja, los
bongos... Aquí os dejo una muesta de la música de
aquella
noche, que grabó Héctor con su móvil:
Pero no sólo trajeron sus instrumentos. Los
músicos
andaluces vinieron con cajas y cajas de cerveza Alhambra
(¿De
dónde las sacarían?) y botellitas de brandy Luis
Felipe.
En realidad todos llevamos algo para compartir sin que nos dijeran
nada. Yo llevé un montón de cervezas y unas
patatas
fritas (un dato: en este país las patatas están
mucho
más caras que la cerveza). Así la fiesta
continuó hasta las tantas. Al día siguiente le
mandé un
mensaje a Pepelu para ayudarle a limpiar la casa, pero no me
contestó.
Supongo que estaría descansando.
En fin, fue una noche muy agradable donde todos lo pasamos genial y nos
conocimos un poco mejor. Ya empieza a haber grupo, y me estoy dando
cuenta que necesito una bicicleta para moverme por la ciudad, porque
por la noche no hay tanta frecuencia de tranvías y
tardé
casi una hora en volver a casa.