1 de octubre: Descanso

Después de dos palizas seguidas de más de siete horas conduciendo, el viaje tenía planificado un día de descanso en Lausana. Al despertarme y abrir las persianas de la habitación, dije:
- "Jo, macho, esto es igual que el Hoyo de Pinares"
A Dani le hizo gracia, pero a lo que me refería al comparar una de las ciudades más importantes de Suiza con un pueblecito de Gredos es que tenían el mismo orden, con casas que crecen como setas al azar por la loma de una montaña.
Lo primero que visitamos fue el puerto de la ciudad en el lago Lemán, una zona tranquila para pasear, donde hice estas fotos:
Gente jugando al ajedrez en el Puerto

El lago Lemán

El lago y las montañas

El lago Lemán

El lago Lemán

El lago Lemán

También se podía coger una barca de pedales:
Barca de pedales
Ya dije ayer que Lausana está la sede de comité olímpico internacional y otros organismos del deporte (como el tribunal de arbitraje del deporte) y así te lo recuerdan al llegar a la estación de trenes:
Estación olímpica
También hay un museo olímpico inaugurado por Samaranch, al lado del puerto. Tiene unos jardines repletos de esculturas y regalos de diferentes comités olímpicos nacionales. A mí me sorprendió el regalo de la ciudad de Barcelona al museo: un metro cuadrado del suelo de la villa olímpica, es decir, un puñado de prefabricados:
Regalo de la ciudad de Barcelona
Como el centro ya lo conocía de la noche anterior, que había estado tomando unas cervezas por allí, Dani me llevó a su universidad para enseñármela. Como siempre, este tipo de visitas le sentó fatal a mi ánimo. La EPFL (École polytechnique fedérale de Lausanne) tiene un campus increíble donde los
Universidad Lausanne
estudiantes pueden estar todo el día porque además de las aulas, laboratorios y despachos de profesores también hay pistas de deporte, cafeterías, tiendas, librerías...
La universidad tiene muy buena pinta, es considerada una de las 30 mejores del mundo (la Universidad de Salamanca está por el puesto 470) y según me cuenta Daniel, los profesores son la leche.
Si entráis en esta página de la wikipedia, podéis ver como es el sistema político de Suiza, una democracia directa o semidirecta. Copio y pego como funciona:

Suiza posee un sistema de gobierno particular que se diferencia de muchos vigentes hoy día, al que se le conoce comúnmente como democracia directa, aunque es más bien una democracia semidirecta y en la práctica sólo dos cantones actualmente preservan este sistema. Se han convocado referendos sobre las leyes más importantes desde la constitución de 1848.
Cualquier ciudadano puede oponerse a una ley que haya sido aprobada por el parlamento. Si es capaz de recoger 50.000 firmas contra dicha ley en 100 días, se ha de convocar un referendo a nivel nacional en el que los votantes deciden por mayoría simple si aceptan o rechazan la ley.
Además, cualquier ciudadano puede solicitar que se adopte una decisión sobre una enmienda que quiera hacer a la constitución. Para que tal enmienda prospere, tiene que recoger 100.000 firmas en 18 meses. Dicha iniciativa popular puede ser formulada como una propuesta general o, más frecuentemente, como un nuevo texto cuyo contenido no pueda ser cambiado nunca por el parlamento y el gobierno. Después de la recogida de votos, el Consejo Federal (Gobierno) puede crear una contrapropuesta a la propuesta de enmienda y realizar una votación en el mismo día. Dicha contrapropuesta suele ser un compromiso entre el sistema actualmente vigente y la nueva propuesta. Los votantes decidirían de nuevo en un referendo nacional si aceptan la iniciativa, la contrapropuesta o ambas. Si ambas son aceptadas, el votante tiene que firmar adicionalmente una preferencia. Las iniciativas tienen que ser aceptadas por una doble mayoría de los votos populares y una mayoría de los cantones.


Todo esto se ve en la calle (más ahora que tocan elecciones), que está repleta de carteles animando a una respuesta particular para cualquier referendum:
Referendum Si

Referendum No
Mañana me espera el tramo más largo del viaje, desde Suiza hasta Berlín. Me voy con un poco de pena, por no haber probado una fondue típica suiza, introduciendo pan con un pincho en un queso derretido, como Asterix en Helvecia.
Publicado el 7 de octubre de 2007