Después de
dos palizas
seguidas de más de siete horas conduciendo, el viaje
tenía
planificado un día de descanso en Lausana. Al despertarme y
abrir las persianas de la habitación, dije:
- "Jo, macho, esto es igual que el Hoyo de Pinares"
A Dani le hizo gracia, pero a lo que me refería al comparar
una
de las ciudades más importantes de Suiza con un pueblecito
de
Gredos es que tenían el mismo orden, con casas que crecen
como
setas al azar por la loma de una montaña.
Lo primero que visitamos fue el puerto de la ciudad en el
lago Lemán, una zona tranquila para pasear, donde
hice
estas fotos:
También se
podía coger una barca de pedales:
Ya dije ayer que
Lausana
está la sede de comité olímpico
internacional y
otros organismos del deporte (como el tribunal de arbitraje del
deporte) y así te lo recuerdan al llegar a la
estación de
trenes:
También
hay un museo
olímpico inaugurado por Samaranch, al lado del puerto. Tiene
unos jardines repletos de esculturas y regalos de diferentes
comités olímpicos nacionales. A mí me
sorprendió el regalo de la ciudad de Barcelona al museo: un
metro cuadrado del suelo de la villa olímpica, es decir, un
puñado de prefabricados:
Como el centro ya lo
conocía de la noche anterior, que había estado
tomando
unas cervezas por allí, Dani me llevó a su
universidad para
enseñármela. Como siempre, este tipo de visitas
le
sentó
fatal a mi ánimo. La EPFL (École polytechnique
fedérale de Lausanne) tiene un campus increíble
donde los
estudiantes
pueden
estar todo el
día porque además de las aulas, laboratorios y
despachos
de profesores también hay pistas de deporte,
cafeterías, tiendas,
librerías...
La universidad tiene muy buena pinta, es considerada una de las 30
mejores del mundo (la Universidad de Salamanca está por el
puesto 470) y según me cuenta Daniel, los profesores son la
leche.
Si entráis en
esta
página de la wikipedia,
podéis ver como es el sistema político de Suiza,
una
democracia directa o semidirecta. Copio y pego como funciona:
Suiza posee un sistema de gobierno particular
que se
diferencia de muchos vigentes hoy día, al que se le conoce
comúnmente como democracia directa, aunque es más
bien
una democracia semidirecta y en la práctica sólo
dos
cantones actualmente preservan este sistema. Se han convocado
referendos sobre las leyes más importantes desde la
constitución de 1848.
Cualquier ciudadano puede oponerse a una ley que haya sido aprobada por
el parlamento. Si es capaz de recoger 50.000 firmas contra dicha ley en
100 días, se ha de convocar un referendo a nivel nacional en
el
que los votantes deciden por mayoría simple si aceptan o
rechazan la ley.
Además, cualquier ciudadano puede solicitar que se adopte
una
decisión sobre una enmienda que quiera hacer a la
constitución. Para que tal enmienda prospere, tiene que
recoger
100.000 firmas en 18 meses. Dicha iniciativa popular puede ser
formulada como una propuesta general o, más frecuentemente,
como
un nuevo texto cuyo contenido no pueda ser cambiado nunca por el
parlamento y el gobierno. Después de la recogida de votos,
el
Consejo Federal (Gobierno) puede crear una contrapropuesta a la
propuesta de enmienda y realizar una votación en el mismo
día. Dicha contrapropuesta suele ser un compromiso entre el
sistema actualmente vigente y la nueva propuesta. Los votantes
decidirían de nuevo en un referendo nacional si aceptan la
iniciativa, la contrapropuesta o ambas. Si ambas son aceptadas, el
votante tiene que firmar adicionalmente una preferencia. Las
iniciativas tienen que ser aceptadas por una doble mayoría
de
los votos populares y una mayoría de los cantones.
Todo esto se ve en la calle (más ahora que tocan
elecciones),
que está repleta de carteles animando a una respuesta
particular
para cualquier referendum:
Mañana me espera el tramo más largo del viaje,
desde
Suiza hasta Berlín. Me voy con un poco de pena, por no haber
probado una fondue típica suiza, introduciendo pan con un
pincho
en un queso derretido, como Asterix en Helvecia.