Día 1: Fuerte Colonia

Ahora mismo me encuentro en el aeropuerto de Colonia, donde estoy encerrado como Tom Hanks en la película de la terminal. He estado durmiendo toda la noche en el aeropuerto y no puedo salir de él porque esta diluviando y además no encuentro la maldita consigna para dejar mis maletas. En unas pocas lineas relataré lo sucedido hasta ahora.
Nada más a prepararme para ir a Alemania me surgió el siguiente problema:

Maleta con ropa y utensilios variados - 19,3 kg
Maleta con ropa, utensilios variados y diversos productos ibéricos - 24,6 kg
Peso permitido por Germanwings - 20,0 kg

Como buen químico, me temía que no había ningún otro método para reducir la masa de mi maleta que no fuese retirar cosas de ella. Nominados: el albornoz, los episodios de la hora chanante, los productos ibéricos y la bolsa de aseo. Al final decidí dejar en Ávila el albornoz (ya llevaba una toalla bastante grande) y la mitad de los productos ibéricos (chorizo, salchichón, lomo y jamón serrano. La bolsa de aseo la incrusté en la mochila.

Maleta tras la reestructuración - 20,2 kg

Tras un sabio consejo de mi tío Domingo decidí arriesgarme e introducir de la cantidad de productos ibéricos original en mi maleta:

Maleta tras el retorno - 22,4 kg

Si era necesario pagaría el sobrecargo o si no me hacia un bocata enorme en Barajas. Al final según la báscula de la oficina de facturación mi maleta pesaba ¡26,5 kg! Pero no me hicieron pagar nada. Aun no sé si es política de perdonarme 6 kg la mantendrán en el trayecto desde Colonia a Dresde.
Bueno, en primer lugar fui de Ávila a Madrid en un tren regional lleno de gente en el que yo y mi amigo Pedro, que me acompañó, tuvimos que luchar por encontrar un sitio. Luego, ya en Barajas me tocó hacer una cola enorme porque sólo había un mostrador de facturación para los dos vuelos que tenia preparados la compañía Germanwings. Tras facturar estuve tomando algo con Ana y su novio que vinieron a despedirse al aeropuerto.
Cuando me despedí de ellos, al pasar el control de seguridad, la chica de la guardia civil me paró, no tenía ni idea de para que, pero era porque le había gustado mi camiseta del Clavel Ocho (la que sale el cordero de Norit y en lugar de poner Norit pone Ritmo). Luego ya durante todo el trayecto en avión estuve hablando con una chica de Palencia que iba a estudiar alemán a Colonia.

El avión
El avión

Cuando llegué a Colonia estaba lloviendo y no hacía frío, busqué un hotel donde pasar la noche pero no quedaban habitaciones libres, por lo que di una vuelta por el aeropuerto para encontrar un lugar donde dormir. Vi un sitio al lado del mostrador de facturación de Germanwings que era muy tranquilito, y donde ya estaban durmiendo un par de personas y también estaba una chica alemana haciendo “patchwork” por lo que construí un fuerte como en las películas del oeste: con un par de bloques de sillas y el carro de las maletas me quedó un sitio bastante seguro donde dormir. Lo llamé ‘Fuerte Colonia’. Para más seguridad enganché la correa de la bolsa del ordenador a la maleta y a la mochila para que lo tuviese todo unido. El ordenador me sirvió de almohada. Finalmente no conseguí dormir nunca más de una hora seguida, porque pasaba mucha gente. Fue una noche muuuuyyyy larga.

Fuerte Colonia
Fuerte Colonia
Publicado el 15 de septiembre de 2005