Llevo ya dos meses en Alemania. La verdad es que parece que fue ayer
cuando estaba corriendo por las calles de Salamanca para que me diese
tiempo a repartir mis apuntes entre todas las personas de mi clase y a
despedirme de todo el mundo, también parece que fue ayer cuando
me esposaron en el aeropuerto de Dresde… En estos dos meses ha
habido de todo y han sido muy enriquecedores. Mi alemán ha
mejorado bastante (partiendo de que cuando llegue no sabía nada
de alemán…) y ya me defiendo ligeramente. Todos los
días procuro dedicarle al menos un par de horas de estudio, que
dedico al curso que me bajó Ángel Holguera de internet:
Deutsche, warum nicht? (alemán, ¿Por qué
no?), y a un libro de ejercicios de gramática. El día de
hoy ha sido muy tranquilo. Me he levantado algo tarde, he dedicado la
gran parte del día en hacer el guión de la
práctica del payaso, he ido a estudiar alemán a la
biblioteca de la universidad (¡pedazo de biblioteca!, una obra de
arte de la arquitectura, ya pondré fotos suyas), NO he ido a
clase de alemán (otro día también cuento el
porqué), y luego he ido al baloncesto, a ver a los Titanes de
Dresde. Es el equipo principal de la ciudad y si no me equivoco
están en una liga que equivale a la 2ª división B
del fútbol español. En el equipo juega Nacho, un amigo de
argentina, que nos regala las entradas. El pobre Nacho no tiene casi
minutos, a pesar de jugar muy bien, porque su entrenador, Marcel, es un
poco xenófobo (ya veis, en este país abundan los
xenófobos, como el
ya citado payaso del otro día). De
todas formas, nosotros desde la grada procuramos animar y gritamos
“MARCEL, ¡¡¡¡SACÁLO!!!!”, y
organizamos olas, pero los alemanes son un poco sosos y no llegan ni a
la mitad del estadio. Me he llevado la cámara para que
veáis como es. Por cierto, han ganado de más de 20 puntos.