Día 290: Última entrada sobre el mundial

Voy a resumir rápidamente mis últimas experiencias relacionadas con el mundial:

1ª. El sábado 24 de junio, fui otra vez a Leipzig para ver desde el Fan Fest el partido de Argentina contra México de los octavos de final. El Fan Fest es una plaza enorme con una pantalla gigante habilitada por la organización para que la gente que no tenga entradas pueda ver el partido. Esta cercada con una valla y te registran a la entrada. Dentro te cobran 4 € por cada cerveza. Al partido fui con Nacho y unos amigos suyos argentinos. Estuvimos dando una vuelta por los alrededores del estadio, viendo a los reventas actuar y a los mexicanos ser timados. Porque sólo había mexicanos, la proporción sería un argentino por cada seis mexicanos. Los argentinos estaban todos concentrados alrededor de un camión de cerveza Quilmes que había aparcado en un solar y donde habían montado una fiesta. Allí conocí a Larry de Cley, un humorista argentino famosísimo, del que nunca había oído hablar. Después fuimos a la ya mencionada Fan Fest y tuvimos que dejar en la entrada todas las botellas. Sin embargo, no tuve ningún problema en meter la navaja suiza que llevaba para hacer los bocadillos. Después del partido me fui corriendo para la estación, porque perdía el último tren para volverme a Dresde (menos mal que no hubo penaltis, que si no me los hubiese perdido…).

2ª. Tres días más tarde, el martes 27 de julio, nos recorrimos media Alemania para animar a España en Hannover, que jugaba contra Francia los octavos de final. Cinco horas de viaje en coche. Con motivo del partido se iba a celebrar un encuentro mundial de erasmus españoles en Alemania y alrededores. Había quedado con mi amigo Ángel de Bielefeld, y con erasmus de Berlín, Bremen, Braunschweig, Stuttgart, Dortmund, Maastricht, Estrasburgo… Se iba a preparar una fiesta tremenda. Llegamos apurados a donde estaban todos reunidos: el Fan Fest en la plaza de Waterloo (esperábamos que el nombre de la plaza fuese una señal…). El partido lo vivimos todos los erasmus juntos, como una piña. Pero cuando la selección empezó a recibir goles, el ánimo se nos fue apagando y la fiesta que teníamos preparada para después del partido desapareció. Cuando acabó el partido estábamos cabreados, muy cabreados. Francia nos había eliminado. La ilusión creada en el primer partido se había tornado en frustración. Después, Francia iba a ser eliminada en cuartos de final contra Brasil, pero ese era nuestro sueño. Recibí un mensaje de mis compañeros de piso:
"Alléz les bleuez! Cry cry cry espania! Deutschland wird weltmeister!!!! Greetz from Thomesch, bassy und Anton…lalalala……..
(¡Vamos azules! ¡España llora, llora, llora! ¡¡¡¡Alemania será campeona del mundo!!!! Saludos de Thomas, Pascal y Anthon…)

El encuentro acabó de esta manera:
- "Bueno muchachos, yo me voy a Bielefeld"
- "Yo me voy a Dortmund"
- "Ya nos veremos, yo me voy a Dresde"

No podíamos decir nada más, estábamos muy tristes… Los hannoverianos (¿?) que habían animado durante todo el partido a España, nos consolaban. Salimos del Fan Fest y nos fuimos cada uno por un lado… Sin hablar… Cogimos el coche y regresamos a Dresde, a las 2 horas de viaje ya se nos habían pasado todas las penas e incluso paramos en un pueblo de Sajonia, que se llamaba Grimma para hacernos una foto con el nombre del pueblo.

3ª. Una vez eliminada España, el mundial perdió para mí todo interés. Tenía muchas ganas de que echasen a Alemania para que se dejase de hablar del mundial (y para ver sufrir un poco a los soberbios alemanes). Fuimos a ver todos juntos el partido de Alemania contra Argentina en un Biergarten (ya os he explicado qué es) que está al lado de mi casa y que tenía una televisión muy vieja pero grande (no se veía nada…). La camarera estaba algo loca y no paraba de gritar "Alemaniaaaaa, Alemaniaaaa" y pintaba banderas alemanas, a traición, a diestro y siniestro. (Yo vi el partido con dos banderas alemanas pintadas en la cara). Fue un partido entretenido. Cuando eliminaron a Argentina en los penaltis, llegó la celebración de los alemanes. Parecía que habían ganado la guerra. Los coches pitaban y sus ocupantes enarbolaban la bandera de Alemania sacando el cuerpo por la ventana. Desde las aceras y las ventanas de las casas la gente agitaba sus banderas y aplaudía y daba ánimos a los coches. La camarera loca se cubrió el cuerpo con la bandera (como en un cuadro de Delacroix) y se puso en el medio de la calle con una bocina.

Después de esto, sólo vi un partido más: el Portugal contra Francia de semifinales, y fue porque me lo pidieron como favor unos amigos portugueses. Necesitaban que les apoyásemos frente a los sajones (que se ponían al lado de Francia).

Luego tuve tanto trabajo para la facultad que no pude ver la eliminación de Alemania (aunque después me fui a celebrarlo con los italianos…) ni, ni siquiera, la final, que escuché por la SER en internet, mientras traducía un protocolo.

El mundial ya se ha acabado, en las residencias les han dado un plazo a sus habitantes para que retiren las banderas de las ventanas, las tiendas rebajan los precios de las miles de cosas creadas para el mundial y el país vuelve a la normalidad…

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