Día 305: La Loveparade
A las nueve de la mañana partimos hacia Berlín para participar en una de las mayores macrofiestas que se celebran al aire libre del mundo: la Loveparade. En la tele siempre se ven un montón de jóvenes bailando y chicas bonitas en topless subidas a cualquier semáforo en la calle. Esta imagen es totalmente falsa. La realidad es que la Loveparade es la mayor reunión de locos, frikis y colgados de Alemania y de Europa, tanto es así, que la proporción es de 1 persona normal por cada 6,93 chiflados. Todos estos chiflados están siguiendo a los mejores DJ del mundo, que van pinchando su música en los camiones-discoteca que circulan yendo y viniendo por la calle del 17 de junio, entre la puerta de Brandemburgo y la Columna de la Victoria, en pleno Tiergarten. Luego, al final de la fiesta, estos camiones se juntan junto a la Siegessäule (la susodicha columna de la victoria), y prestan todos sus altavoces, para que suene la música de un único DJ que toca desde un escenario con focos montado al lado de la columna.
La fiesta en sí no está mal, es divertido ver a tanto chalado, y la música es buena, solo es animarse un poco. Nuestro problema fue que dedicamos medio día a tratar de encontrar al resto de la gente de Dresde que habíamos perdido nada más llegar, y como había tanta gente y los móviles no funcionaban, fue prácticamente imposible. No los encontramos hasta las ocho de la tarde. Un poco tarde porque nuestro tren de regreso salía a las nueve y media. Pero aprovechamos el ratito ese para pasarlo bien.
En la Loveparade se resumen perfectamente las contradicciones de la Alemania del siglo XXI: los jóvenes con piercings y pelo de colores estrafalarios pasan bailando entre las estatuas de los homenajes a los soldados y civiles alemanes que murieron en la Segunda Guerra Mundial, hacen botellones junto a la estatua de Otto von Bismarck. En la aglomeración te puedes encontrar tanto con un chaval que lleva una ropa que en conjunto vale más de 3000 euros, como con una señora mayor que recoge las latas de cerveza para luego recibir 10 céntimos por cada una. Una multitud gritando contra el racismo y la xenofobia y un puñado de locos pegando a una persona de raza negra.
Todo esto es la Loveparade, todo esto es Alemania.
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